Ante la volatilidad local, los inversores colombianos pasan de la inmovilidad al capital productivo
La desaceleración económica global y un crecimiento proyectado por debajo de las expectativas obligan a los inversores a buscar alternativas de rendimiento que trasciendan el mercado local.
Expertos confirman que la diversificación hacia el mercado inmobiliario en EE. UU. es una estrategia clave para proteger el patrimonio y generar rendimientos constantes.
Colombia, 2025.- Con el Banco de la República ajustando a la baja sus proyecciones de crecimiento para los próximos años (del 2.9% a 2.7% para el cierre de 2025 y del 3.4% al 2.9% en 2026), el capital pasivo se ha convertido en una amenaza para los ahorros de los colombianos.
La pasividad financiera ya no es una opción, sino una de las mayores amenazas para un patrimonio que busca protegerse y crecer. Ante este panorama, la pregunta ya no es si invertir, sino cómo hacerlo de forma estratégica para contrarrestar la devaluación y la incertidumbre.
Con la inflación y la devaluación erosionando el poder adquisitivo, las cuentas de ahorro y los CDT están perdiendo su atractivo. Estos instrumentos no logran compensar la pérdida del valor real del dinero, impulsando a los inversionistas a buscar opciones que ofrezcan rendimientos más sólidos y flujos de ingresos recurrentes.
En esta nueva dinámica, la tecnología adquiere un rol central. La digitalización ha transformado la forma de invertir, permitiendo a los usuarios gestionar sus portafolios desde un mismo lugar, con información clara y de forma ágil. Este cambio de paradigma ha impulsado el surgimiento de nuevas herramientas financieras, como las cuentas remuneradas, diseñadas para responder a la necesidad de liquidez y rendimientos activos.
Diego Arrojo, Gerente Comercial para el Cono Sur en Dividenz, plataforma de inversiones inmobiliarias en EE. UU., explica que esta transición es una respuesta directa a la realidad de los mercados.
«Cada vez son más los inversionistas colombianos que han entendido que su patrimonio es como una empresa: debe generar flujos de caja. En este sentido, la diversificación hacia activos que distribuyen rendimientos en dólares no es solo una estrategia de protección, sino de crecimiento. Ya no se trata de dónde guardas el dinero, sino de cómo lo pones a trabajar en los mercados que ofrecen la mayor solidez y potencial”, dijo Arrojo.
Una de las formas más efectivas de implementar esta estrategia es a través de mercados que, históricamente, han demostrado ser resilientes. El atractivo del segmento inmobiliario en EE. UU., por ejemplo, no es una novedad, pero sí lo es la forma de acceder a él.
Durante mucho tiempo, este tipo de inversión estuvo reservado para grandes capitales, con procesos complejos y barreras geográficas. Sin embargo, Arrojo señala una clara tendencia en el sector financiero: la democratización de las inversiones transfronterizas gracias a la tecnología.
«El inversor ahora puede acceder a activos inmobiliarios de clase mundial que anteriormente estaban reservados para grandes capitales. Lo que antes requería millones de dólares y una gestión directa, hoy es posible con una fracción de ese capital desde una plataforma intuitiva, como la que ofrece Dividenz.”
En este nuevo ecosistema, Dividenz sigue innovando con la evolución de Dividenz Account, una cuenta remunerada en dólares que puede abrirse desde Colombia solo con pasaporte. Su respaldo se basa en una cartera diversificada de activos, que incluye real estate en EE. UU., mercados monetarios y reservas líquidas, lo que permite que el rendimiento crezca en dólares y con liquidez inmediata.
“La Dividenz Account con beneficios permite al inversionista colombiano tener la tranquilidad de que su capital está respaldado por activos reales, productivos y al mismo tiempo puede disponer de ellos cuando quiera”, agregó Arrojo.
La lección del último par de años es clara: la adaptabilidad y la visión a largo plazo son las mayores fortalezas del inversor. Para un mercado como el colombiano, donde la volatilidad es la norma, la estrategia del capital productivo en un entorno global no es una alternativa, sino el camino para asegurar un futuro financiero más resiliente.

